Un accidente cronológico que interpela a la sociedad
Como todos los 12 de agosto desde hace más de dos décadas, ayer celebramos el Día Internacional de la Juventud, una celebración que -según la ONU- pondera el papel de la juventud “como socia esencial en los procesos de cambio, y genera un espacio para generar conciencia sobre los desafíos y problemas a los que estos se enfrentan”. Ser joven per se no es ni bueno ni malo, si no, como dice un filósofo, es un accidente cronológico: un día se es y luego de un tiempo, se deja de serlo.
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