Según dejó trascender el propio reino –cuyo manejo de la información es centralizado y bastante opaco– la empresa costaría 2 billones de dólares, un número sideral aún para la economía global. Sin embargo, hay analistas que creen que ese valor está inflado.

En un artículo para el portal Oilprice, la especialista Tsvetana Paraskova recoge varias valuaciones que difieren de la oficial.

Según una nota publicada por Bloomberg, atento a las reservas de Saudi Aramco, su valor oscilaría entre los 400.000 y el billón de dólares.

Aún con este número, sólo para poner en contexto, Exxon Mobile, la petrolera integrada más grande del mundo con números públicos, vale alrededor de 360.000 millones de dólares.

Pero el valor oculto de la petrolera saudita no está sólo en sus reservas sino en lo accesible que éstas son. Sacar un barril para esta firma es muchísimo más barato en promedio que para cualquier petrolera privada del globo.

El problema es que cualquier evaluación que se haga de los activos contiene presunciones, ya que el reino –el principal productor de crudo miembro de la OPEP– se niega a compartir sus secretos petroleros con el mundo.

Más allá de las cuentas, no son pocos los analistas que creen que el factor político podría tirar para abajo el precio de la empresa. No sólo por las condiciones políticas del país –una monarquía férrea, aunque amigable con el capital– sino por las propias internas en la familia gobernante.