Educación/Sociedad

Respirar y dejar de lado los pensamientos

Una práctica para la toma de autoconciencia

Estar aquí y ahora. Ese es el objetivo de este artículo. Y experimentar en uno mismo los beneficios. Es una invitación a dejar por unos instantes lo que estábamos haciendo de manera automática, sin dedicarle toda nuestra atención.

Vivimos en una sociedad y en una época donde el hacer y la inmediatez de los resultados dominan lo cotidiano. Una época donde la ansiedad, la neurosis (el pensamiento compulsivo), los miedos, la violencia, la falta de amor, están presentes en nuestras vidas.

Para evitarlo, te propongo un ejercicio para poner en práctica el estar presentes aquí y ahora. Donde estés leyendo estas palabras, tratá de sentarte cómodo. Empezá por sentir el cuerpo, las sensaciones en cada parte, y tomá consciencia de tu respiración de manera natural, sin alterarla. Si podés tomar consciencia de la sutil vibración que se produce en las fosas nasales, mejor, esto agudiza aún más la atención. Permití que la atención esté presente en la parte del cuerpo en la que te estés enfocando o en la respiración, pero no fuerces nada. Es muy común que la atención se pierda, se vaya tras algún pensamiento. Cuando te des cuenta de esto, simplemente reconocelo, dejá de prestarle atención a eso con lo que te habías enganchado y devolvé tu atención a la respiración, al cuerpo, a su fluir natural. Dejá tu atención sostenida en el presente, en lo que este sucediendo, observando, sin juzgar lo que sea que esté sucediendo y sin identificarte con eso (sin decir mentalmente “esto me esta pasando a mí”, y “yo soy esto o aquello”). Relajá tanto la mente como el cuerpo, de manera natural, y así te irás liberando de las tensiones. Cada vez que te sientas perdido en la corriente de pensamientos, devolvé tu atención a la respiración o al cuerpo. Si te resulta más fácil, dejá que tu atención no repose en nada en particular, solo en la simple sensación de ser y estar. Podés usar esta práctica para profundizar tu meditación, o tu toma de autoconciencia.

Los pensamientos, las sensaciones corporales, las emociones, son como olas de la superficie de un océano, mientras que el estado de meditación es como la calma que existe en la profundidad del océano. Ambos estados están hechos de la misma sustancia, la conciencia.

En el estado de meditación la conciencia está libre de toda identificación, sea con el cuerpo, la mente, o cualquier otro concepto. Cuando uno es consciente de existir, de simplemente ser, se “conecta” con la esencia de uno mismo, con su verdadera identidad, mas allá de la máscara que utilizamos diariamente para convivir en el mundo, en la sociedad.

Esta toma de consciencia sostenida en el tiempo permite a la mente retornar a su fuente, y así poder experimentar esta dicha que surge naturalmente, sin esfuerzo. Es un estado en el que se siente plenitud, que es la ausencia de sentido de carencia. Al dejar de identificarnos con el cuerpo y los pensamientos, permitimos que tanto la mente como el cuerpo regresen a su estado natural, en el que se trasciende la individualidad limitada que nos hace sentir separados del mundo que nos rodea, provocándonos así sufrimiento, sentido de carencia, angustia, depresión, ansiedad, falta de amor, vacío interior, etc.

Ahora mismo estás aquí, leyendo estas palabras, existiendo, siendo consciente. “Respiro, soy consciente de respirar, soy consciente de ser consciente, simplemente soy.” Practicá esto cada vez que puedas, o te sientas, angustiado, estresado. Tan solo es una cuestión de reconocer lo que ya somos y habíamos olvidado.

*Pablo Martín Rizzo es instructor de meditación transpersonal.