Sustentabilidad

Desarrollan el segundo magnetómetro criogénico del mundo, clave para la industria petrolera

Cri. Ar, desarrollado en una fusión de empresas, es un equipo capaz de medir el paleomagnetismo en rocas en la exploración de hidrocarburos.

El Paleomagnetismo es el estudio del campo magnético terrestre registrado por las rocas en el momento de su formación o durante procesos geológicos relevantes ocurridos con posterioridad. Poder medirlo es vital para la industria petrolera, ya que arroja información clave sobre la formación del petróleo y la trampa geológica que lo arraiga, reduciendo los riesgos de inversión.

El equipamiento capaz de hacerlo se denomina magnetómetro criogénico y hasta el momento, el único fabricante en el mundo se encontraba en California, Estados Unidos. Un desarrollo tecnológico argentino de vanguardia liderado por la empresa La.Te Andes en conjunto con el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la empresa Endeavour Ingeniería, hizo posible que nuestro país cuente con el segundo equipamiento en el mundo apto para medir el paleomagnetismo de rocas con sensores superconductores.

“El magnetómetro criogénico es un instrumento que permite determinar cómo era el vector cuando se formó la roca, es decir, dónde estaba el polo norte o polo sur en el momento en que la misma se formó. Tiene altísima tecnología y electrónica muy sofisticada”, explica Roberto Hernández, Presidente de La.Te Andes.

Además, agrega: “El proyecto Cri.Ar nos convierte en la segunda fábrica de este tipo de tecnología en el mundo y nos va a permitir generar una estructura de servicios de alta velocidad por la estructura de robotización alcanzada. El equipo procesa una muestra cada tres minutos, es decir que la volumetría de análisis está a la altura de la que demanda la industria del petróleo”.

En efecto, el Cri.Ar -que ya se encuentra en fase operativa- cuenta con capacidades similares o superiores a los magnetómetros comerciales, a una fracción del costo. En términos técnicos, el equipo permite la obtención de información relativa a tiempo de la deformación, orientación de coronas, cuantificación de rotaciones, ubicación cronoestratigráfica de perfiles sedimentarios y tasas de sedimentación.

Los doctores del CONICET con asiento en la CNEA, Julio Guimpel, Mariano Gomez Berisso, Víctor Correa, Pablo Pedrazini, y Marcelo Vasquez Mansilla formaron parte del equipo que desarrolló la innovación. La conceptualización del diseño, la programación de un software para el control del magnetómetro, y la definición de mecánica y electrónica, son sólo algunas cuestiones que tuvieron que resolver junto a personal de La.Te Andes y Endeavour Ingeniería.

El investigador principal Julio Guimpel, director del proyecto, comenta: “Siempre es desafiante enfrentarse con el diseño de un equipo nuevo. En este caso, que tuviera el condimento de que fuera necesario para una empresa que está haciendo prospección, lo que a su vez significó hacer un desarrollo que sea productivo para el país, fue muy motivador”.

“Nosotros producimos conocimiento pero también es necesario poner en valor ese conocimiento en provisión de servicios o en bienes de naturaleza tecnológica. En este caso, se trata de un nicho único porque no hay compañías que hagan lo mismo; es un aparato que no se encuentra disponible en el mercado”, agrega Gomez Berisso, investigador independiente que integra Laboratorio de Bajas Temperaturas en la CNEA, y que puntualmente estuvo involucrado en la parte mecánica y criogénica del equipo.

 

Fuente: Diario Petrolero